?Los carnavales, los movimientos contestatarios, como el de los hippies o la celebración del botellón son experiencias que podríamos llamar dionisíacas en el mundo actual?, explicó ayer Manuel García Teijeiro, catedrático de Filosofía Griega de la Universidad de Valladolid, en la quinta conferencia del ciclo ?Encuentro con los clásicos? que acoge hasta el día 21 el Museo de Arte Romano de Mérida dentro de la programación del Festival de Teatro.
Dioniso, expuso Teijeiro, era el dios del vino, pero también de todo lo espontáneo, de lo que no está sometido a ninguna norma, por eso su culto podía representar un peligro para la sociedad organizada, para el Estado, pero había que hacerle sitio en el Olimpo porque se consideraba que la vida no podía limitarse a los aspectos racionales. Esta divinidad representa la alteridad, lo otro, lo diferente.
La tragedia de ?Las Bacantes? muestra la ambigüedad de este dios y el castigo que obtendrán quienes se le opongan.