¡Que nos devuelvan las ruinas!
Mérida en el horizonte. De nuevo el encuentro con la piedra. Con esas noches mágicas en las que la bondad y el deseo extremeños se visten con túnicas y togas, y aupadas en coturnos infinitos despuntan a un alba que algún genio… algún irremplazable… algún día… confundió con un foco de mil.
Mérida de nuevo con la mujer como objetivo, como vehículo, como un caballo gaditano a cuyos lomos vamos a galopar hasta inundar el Anfiteatro con la Comedia Universal.
Grecia… ¡Ay Grecia!… ¡Ay de nuestra Grecia!… Siempre igual, siempre intentando que las mujeres se queden en la casa con la pata quebrada y los senos firmes. Siempre Grecia… Igual que todos… Todos iguales… Y las mujeres… ¡Ay las mujeres! ¡Si fuera verdad!…¡Si las mujeres mandaran!…
¡Que la noche nos embriague hasta perder el sentío! ¡Que los minutos pasen como si fueran segundos! ¡Que el clima nos sea propicio! ¡Que Julio nos guarde de los Idus de marzo!…
¡Y que nos devuelvan las ruinas!
Juan Echanove