Los grandes poemas épicos (Odisea, Argonáuticas, Eneida, Os Lusiadas) utilizan el viaje como metáfora de la vida y centran la acción en una serie de peripecias que el héroe debe superar como prueba de su valor y simbólicamente la superación de estas pruebas significa el triunfo del hombre sobre la naturaleza. Santiago López Moreda, catedrático de la Universidad de Extremadura y coordinador del ciclo ?Encuentro con los clásicos?, analizó este y otros aspectos de la poesía épica en la conferencia que ofreció ayer en el Museo de Arte Romano de Mérida.
En su disertación, explicó que las dificultades de la naturaleza (las de la vida) que el hombre-héroe debe superar están representadas en esta poesía por el estrecho de Mesina (Escila y Carbdis), los Dardanelos y el Bósforo (las Rocas Cianeas), El Cabo de las Tormentas (Adamastor), y más tarde, el Estrecho de Magallanes.
?El cristianismo, cuyo héroe por antonomasia es Cristo y el hombre común, retoma el mismo tópico para hacer del héroe el ?peregrino? (como Ulises, Eneas, Vasco de Gama, el Quijote?.), que supera las contrariedades de la vida terrena hasta alcanzar la gloria (Juvenco). Seres monstruosos y fantásticos aparecen en los viajes hasta ser dominados por el hombre?, concluyó.