Los cultos al dios Dionisios llevaron al surgimiento del teatro. Estas celebraciones consistían en coros de sátiros que actuaban disfrazados, cantaban y danzaban para festejar al dios y estas manifestaciones religiosas fueron derivando en las primeras representaciones teatrales. Adolfo J. Domínguez, catedrático de Historia Antigua de la Universidad Autónoma de Madrid, ofreció ayer un recorrido histórico por la evolución del culto a esta divinidad griega en la cuarta conferencia del ?Encuentro con los clásicos? que se celebra en el Museo de Arte Romano en el contexto del Festival de Mérida.
Este dios representaba la fuerza regeneradora de la naturaleza, puesto que, a través del éxtasis que provoca el vino, conseguía renovarse. ?Lo peculiar de esta divinidad frente a otras del Olimpo es que nace dos veces, gracias a Zeus, su padre, que le otorga la capacidad de liberar a los humanos de sus temores mediante el vino en la vida y por una serie de ritos concedía a las almas un camino hacia la felicidad después la muerte?.
A lo largo del s. VI a.C., expuso Domínguez, los festejos dionisiacos evolucionan y entre el coro de danzantes y procesionantes, aparece un protagonista que establece un diálogo. El siguiente cambio se produce durante la tiranía de Pisístrato, en la que los festivales rurales se trasladan a la ciudad, en torno al santuario de Dionisos y se presenta ante el pueblo una acción dramática, como forma mejor de honrar al dios. La celebración empieza a ser regulada.
Los primeros actores griegos (que siempre eran hombres) salían a escena con máscaras que distinguían el tipo de personaje que encarnaba. En la tragedia solían ir vestidos con ropas ricas y elegantes, que resaltaban la seriedad del género. En la comedia los ropajes eran menos elaborados y los personajes masculinos solían llevar máscaras extravagantes que resaltaban la comicidad de la obra.
Poco a poco, el teatro se convierte en un instrumento de reflexión. Cada autor presenta, basándose en los mitos, una problemática que afecta a la sociedad de la época. Se plantea por medio de los actores temas como las guerras, las ideas de identidad cívica y nacional, los problemas del exilio o la traición y se competía para ganar premios que se otorgaban a quien hubiera captado mejor las preocupaciones cívicas y hubiera emocionado más al público.